El pie plano es una condición en la que el arco del pie se encuentra muy bajo o casi inexistente.
En esta situación, al estar de pie, el pie parece estar completamente apoyado en el suelo y no hay un espacio visible entre el suelo y el arco del pie.
Aunque algunas personas nacen con pies planos, esta condición también puede ser causada por factores como el exceso de peso, el embarazo o lesiones en los pies.
El pie plano puede causar dolor y cansancio en los pies y las piernas, así como problemas de postura.
El tratamiento puede incluir el uso de plantillas ortopédicas, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de los músculos del pie y la pierna, y en casos graves, cirugía.
El pie cavo es una condición en la que el arco del pie es más alto de lo normal. Esto hace que el pie parezca tener una forma de «puente».
Las personas con pie cavo pueden experimentar dolor y molestias al caminar o estar de pie durante largos períodos de tiempo, y pueden tener una mayor probabilidad de desarrollar lesiones en los pies y tobillos.
El tratamiento puede incluir ejercicios de estiramiento, el uso de plantillas ortopédicas o, en casos graves, cirugía.
El pie equino es una condición en la que la articulación del tobillo está rígida y la persona no puede flexionar el pie hacia arriba en dirección a la espinilla.
Esto hace que el pie se quede en una posición puntiaguda o de «punta».
El pie equino puede ser causado por una variedad de problemas, incluyendo lesiones cerebrales, parálisis cerebral y problemas musculares o neurológicos.
El tratamiento puede incluir fisioterapia, el uso de aparatos ortopédicos como férulas o botas, o en algunos casos, cirugía.
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